Lo confiesa en una entrevista Roberto Saviano, el joven que se atrevió hace unos años a hablar de los métodos de la delincuencia napolitana en el ya bestseller Gomorra: «Lo que más me impresionaba de la Camorra era ese mecanismo de relojería capaz de movilizar en cuestión de segundos a cientos de personas, cada uno con un propósito muy concreto».
Como el mundo de las drogas, las armas o la prostitución, que han creado una perfecta estructura paralela donde cada uno sabe lo que tiene que hacer en cada momento y donde todo pasa por cualificados intermediarios, lo que más sorprende de la ciberdelincuencia, del mundo de los delitos electrónicos, es que también ha llegado a un punto parecido de organización.
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